Puñeteros globitos

Foto (c) pixhere (CC)

Hoy repasaba las noticias aparecidas en 2018 sobre los temas que abordan el cáncer y eran muchas las que hablaban de celebraciones multitudinarias donde se hacía suelta de globos al aire para “luchar contra el cáncer”. Qué alguien me explique cómo se lucha así.

Hay quien comenta que cada globo significa el recuerdo de una persona fallecida por esta enfermedad, otros decían que habían metido un mensaje dentro del globo para que le llegara a su ser querido (imagino que no se quedará a esperar la respuesta) y otros que el dinero de cada globo vendido se destinaba a la investigación. Tampoco sabemos a qué investigación… pero sigamos.

Habrá quien me dirá que no sea tan negativo y que vea el lado bueno. Incluso que soy sarcástico y demasiado critico. Yooooo!! ¡parfavá! (me encanta esa expresión).

Está bien, está bien. Tal vez es el momento de volver a realizar las preguntas adecuadas.

Una bióloga marina, (quien quiera más detalles ya sabe) que en su momento fue tachada casi de loca, afirmaba que había encontrado productos químicos en el interior de especies que vivían prácticamente aisladas del mundo civilizado. Esos productos habían llegado a través del agua y las corrientes marinas. Eran las consecuencias de la Revolución Industrial.

Hoy el planeta se rasga las vestiduras y se flagela viendo que nos estamos cargando el planeta por usar tanto plástico. Tanto usamos que hasta nos dicen que si lo queremos que lo paguemos. Ya sabéis lo de las bolsas en los supermercados. Pero os cuento un secreto: parece ser que si pagamos las bolsas, son menos contaminantes (emoticono hombros encogidos y brazos abiertos)

También nos volvemos locos recogiendo tapones por una causa benéfica e incluso hacemos el esfuerzo de separar en casa la bolsa de los cereales de la caja de cartón que los contiene. Incluso en ocasiones nos metemos las manos en los bolsillos y encontramos varios blister de chicles. Por aquello de no tirarlo a una papelera que no sea amarilla.

Vamos, que nos lo intentamos currar para reducir la contaminación ambiental.

Después de todos estos sacrificios y por lo bien que lo estamos haciendo nos inscribimos en las famosas caminatas, marchas, carreras… para celebrar el día del cáncer, del sida, de la paz, o el día mundial del retrete (sí, también existe y se acerca. El 19 de noviembre)… y para sentirnos realizados soltamos miles y miles de globos al aire sin pensar en las consecuencias.

Sí, el espectáculo es bonito. El cielo se llena de color, las lágrimas se escapan, el corazón se encoge y nos sentimos reconfortados después del ‘explosivo’ aplauso. Pero no somos conscientes de las consecuencias.

El globo subirá, las corrientes de aire lo desplazarán cientos o miles de kilómetros y poco a poco el helio se irá escapando del globo hasta deshincharse y caer en cualquier sitio. Principalmente en el mar. Por pura lógica.

Después terminará siendo ingerido por algún animal, o bien se quedará atrapado en él o para ser más negativo se convertirá en un residuo que, con suerte, ser irá degradando lentamente en el tiempo. Comentan los entendidos que los de latex tardan unos seis meses en degradarse.

Dicho esto quería decirle a las parejitas que aparcan en el camino que da acceso a mi casa que no suelten los globos por la ventanilla del coche. Que entiendo su celebración pero que esos “globitos” no llevan precisamente helio, no flotan en el aire y que hay un contenedor amarillo justo al lado. Es que ya han pasado seis meses, las condones siguen sin degradarse y cada vez hay más. 

Mis hijos empiezan a no creerme. Dicen que es imposible que cada fin de semana se celebre ahí una carrera solidaria. Me estoy quedando sin argumentos.

El flash de las cámaras detecta el cáncer

¡Un defecto técnico de algunas cámaras que se convierte en virtud!

En los cursos de fotografía que imparto no falta la pregunta de por qué salen los ojos rojos. La explicación es sencilla. La luz del flash no solo ilumina el rostro, también los vasos sanguíneos que hay en el interior del ojo, en la retina.

En el colegio nos enseñaron que la luz viaja en línea recta y en todas direcciones ¿verdad? Si llevamos esto al terreno de la fotografía observaremos que en una cámara fotográfica cuyo flash está situado muy cerca del objetivo, la luz que produce dicho flash viajará en línea recta, entrará por la pupila y será rebotada por la retina en la misma dirección en la que entró. Al estar situado el flash tan cerca del objetivo, el sensor/película captará esa luz rebotada en los vasos sanguíneos de la retina registrando el color rojo de la sangre.

A esto hay que sumar que en el momento del disparo del flash la pupila suele estar muy dilatada debido a la falta de luz ambiente, lo que ayuda a que esa luz rebote con facilidad.

Este es uno de los motivos por lo que las cámaras, principalmente compactas, poseen entre sus funciones la “Reducción de ojos rojos” o “Eliminar ojos rojos”.

 

En realidad esta opción funciona bastante mal en casi todos los modelos. Al activar esta función la cámara realiza varios disparos de flash con la intención de que la pupila se contraiga justo antes del momento de la captura, tratando de reducir al máximo la luz rebotada.

Pero lo cierto es que el problema no está en el número de disparos que haga el flash para contraer esa pupila, que si bien es cierto que ayuda  no suele ser suficiente para eliminarlo. El verdadero problema está en lo cerca que está el flash del objetivo de la cámara.

Tal vez ahora entendáis mejor por qué los profesionales usan flashes externos, …además de por la potencia, ángulo de cobertura y otras muchas funcionalidades más.

Ahora que ya conocéis esto puedo contaros alguna cosa más que guarda relación.

En 2010 aparecía en el Dailymail esta noticia http://www.dailymail.co.uk/health/article-1320423/Facebook-saves-girls-life-family-friend-spots-eye-cancer-mothers-photo.html

A modo de resumen: La enfermera pediátrica Nicola Sharp, mirando en Facebook fotos de su amiga Michele encontró una fotografía de la hija de ésta, Gracia, en la que aparecía con la pupila del ojo derecho de color rojo (efecto del flash) y la izquierda de color blanco, síntoma de la falta de sangre en los vasos sanguíneos que riegan ese ojo. Nicola contactó con su amiga para informarle de que eso era una señal de un cáncer ocular. http://www.chect.org.uk/cms/index.php/signs-and-symptoms

Fotografía de la niña en la que la enfermera Nicole descubrió la enfermedad. A la derecha, Michel y su hija, Gracia.

Según la información, la menor fue diagnosticada con un retinoblastoma (http://www.retinoblastoma.es/) y ya había perdido completamente la visión en su ojo izquierdo.

Moraleja: Un defecto técnico de las cámaras que se convirtió en virtud!

Os dejo el enlace a una noticia de hoy mismo sobre este tema http://www.hoy.es/v/20121028/sociedad/descubrir-cancer-foto-20121028.html

A mi ‘compi’

Ángela

Hoy ha sido un día maravilloso. No solo porque he pasado el día con mi mujer y mi hijo, algo que hacía mucho tiempo que no ocurría, también porque por fin he ido a ver a una de esas personas con las que he compartido muchos momentos de mi vida y a la que de una manera u otra siempre llevo conmigo.

Es una de esas amistades que sabes que siempre están ahí, aunque no te veas y a pesar de que hace casi nueves años que el mundo laboral nos separó. Una de esas amistades que el destino pone a tu lado y sabes que es para siempre, que aunque no la llames no se enfada y que aunque no la veas te recuerda y la recuerdas perfectamente y su rostro permanece intacto en la memoria.

Trabajamos juntos durante 11 años y guardo muchos y buenos recuerdos: Las mañanas parando en la puerta de su casa para recogerla, la música heavy sonando en mi coche y ella diciéndome ¿pero qué le ves a esta música?; algunos de los regalos que me hizo (Luz Casal, Scorpions); los desayunos en La Ibense o El Tranvía y muchos, muchos más, a pesar de que el tiempo parece no querer respetarme y mi mente criba esos recuerdos con demasiada facilidad.

Esto que cuento no es para entristecer a nadie y menos a ti, Einyel. Todo lo contrario. Estoy muy contento de haber pasado la tarde en tu casa y lo mejor es que me he sentido cómodo, tranquilo…, como en la mía y una vez más has vuelto a hablar con la naturalidad y la confianza de siempre, sin tapujos y mirando a los ojos… ¡qué grande eres, coño! Lástima que Juan y Andrea no pudieran estar con nosotros.

Tal vez no lo hice nunca, o tal vez sí y mi mente ha vuelto a cribar esa parte de los recuerdos, pero hoy quiero darte las gracias por los años que pasamos trabajando juntos.

Hoy utilizo este ‘pequeño rincónpara felicitarte por tu entereza y tu fuerza, para animarte a seguir adelante, para recordarte que estoy/estamos aquí y agradecerte que te quitaras el pañuelo y nos dejaras tocar tu ‘bombillita’. Ah, y por supuesto, por hacer de cuentacuentos para Lucas.

Te queremos Ángela.